PRESENTACIÓN

 

Ignacio Falgueras Salinas

 

 

 

El Grupo de Investigación sobre el Idealismo Alemán, que dirijo en la Universidad de Málaga, tiene entre sus principales objetivos, aparte de realizar investigaciones originales sobre esa filosofía (tanto para comprenderla como para ir más allá de ella), el de ofrecer traducciones de obras de algunos de los grandes autores del idealismo alemán. Con la publicación de ésta, ampliamos el campo de nuestras traducciones a la de obras de alto relieve filosófico pertenecientes a filósofos idealistas alemanes contemporáneos.

 

El Prof. Dr. Reinhard Lauth, nacido en Oberhausen (Rheinland) en 1919, es catedrático emérito de filosofía de la Ludwig Maximilian Universität de Munich, en la que profesó desde el año 1954, y de la que fue catedrático desde 1978, ha dirigido durante muchos años la edición crítica de las obras de Fichte que realiza la Academia Bávara de las Ciencias, y es, él mismo, filósofo idealista. Ha publicado más de treinta libros, muchos de ellos traducidos a distintas lenguas, como el español, francés, italiano, inglés, ruso, japonés y chino, y de los que la mayoría están dedicados a la filosofía trascendental, que es el nombre que a partir de Kant recibe la filosofía idealista alemana. Pero su investigación filosófica ha abarcado también a autores como Dostoyeski (sobre el que versan varios de sus libros) y problemas como el del islamismo contemporáneo (“Abraham und die Kinder seines Bundes mit Gott”, München, Jerrentrup) publicado en el 2003. No estamos, en consecuencia, ante un mero especialista de prestigio mundial en estudios de historia de la filosofía alemana, sino ante un filósofo que se atreve a proponer en nuestros días una versión renovada del idealismo.

 

En concreto, la obra que se presenta aquí, editada en alemán por Frommann-Holzboog, Stuttgart-Bad Cannstatt, en 1998, ha sido ya traducida al italiano (Ed. Guerini, Milán, 2000). El autor ofrece en este libro una versión «trascendental», en el sentido kantiano-fichteano, del pensamiento de Descartes, que modifica los parámetros interpretativos usuales en la historiografía del filósofo francés. La atención a lo sistemático de Descartes (c. VIII) es ya significativa, y su ensayo de presentación unitaria del pensamiento cartesiano, además de corroborar su intento de versión sistemática, ofrece un referente sumamente rico para la comprensión de las aportaciones y limitaciones de este filósofo. Aunque el autor reconoce (c. I) que la filosofía de Descartes no es la filosofía de un único principio, señala que ése es, con todo, su ideal. Asimismo, reconoce que el cogito-sum no puede fundar la idea de Dios, y que se iguala con el ser de la voluntad como principio del juicio, pero, eso no obstante, subraya que lo entiende como principio primero del saber humano (c. II). Y si bien reconoce que el principio supremo de la filosofía de Descartes (el cogito divino), por superar nuestro entendimiento, no puede servir de principio de nuestro saber más que indirectamente (c. III), se cuestiona por la posibilidad de un sistema finito del saber humano en Descartes (c. IV), cuestión a la que responde con un «distinguo», pues aunque vuelve a reconocer abiertamente que Descartes no llegó a elaborar tal sistema finito del saber, eso no obstante el autor se esfuerza por mostrar la unidad sistemática a la que el pensamiento de Descartes tiende.

 

La impresión que se tiene al leer este libro es la de que el autor identifica su peculiar idealismo más con la filosofía de Descartes, interpretada y prolongada en dirección idealista, que incluso con la de los grandes filósofos alemanes. En la interpretación trascendental (avant la lettre) de Descartes que propone destacan: la no admisión de un sistema infinito (en Dios no hay sistema), pero sí de uno finito y humano, cuya solidez se funda en la veracidad divina; el papel dominante de la voluntad en el cogito –cosa que por primera vez había resaltado, algunos años antes, si bien en otro sentido muy distinto, Leonardo Polo en su libro Evidencia y realidad en Descartes[1]–; una cierta interpretación trascendental del tiempo (durée); la mutua influencia del conocimiento nocional (teórico, o a priori) y del empírico (dóxico-práctico, o a posteriori), aunque no haya paso de lo empírico a lo nocional más que a través de la veracitas Dei; la duda como punto de partida del preguntar, que Lauth cree ser la tarea del filosofar...

 

Se podrá estar más o menos de acuerdo, o incluso en desacuerdo, con la interpretación de Lauth, pero no se puede negar el alto relieve filosófico de la discusión que propone. Por su constante confrontación con el pensamiento de Spinoza, Leibniz, Kant, Fichte, etc., por la lectura sistemática de los textos cartesianos que hace, y por los desarrollos de la lógica, la teología, la física (c. V), la antropología (c. VI) y la moral (c. VII) con que se enriquece, éste es un libro de gran interés filosófico, que no sólo se sale de los moldes usuales, sino que permite penetrar en los problemas y posibilidades del pensamiento cartesiano más allá de las exposiciones convencionales. Se trata, por tanto, de una obra que constituye un referente innovador en la bibliografía sobre Descartes, a la par que sirve de introducción al núcleo de problemas afines al idealismo alemán. Por eso hemos creído sumamente interesante ponerla a disposición del mundo hispanohablante.

 

 

Málaga, 21 de abril de 2006

 

Ignacio Falgueras Salinas

 

 

 



[1] Rialp, Madrid, 1963. Segunda Edición, Eunsa, Pamplona, 1996.