Hay tres razones generales por las que alguien opta por no comer carne y productos derivados de los animales como lácteos y huevos.

En mi caso personal hay un poco de cada una de esas razones, la que tiene más peso es que no soporto participar del sistema de explotación y tortura cruel al que somentemos a los animales. Creo que no se deberían torturar y matar animales por placer.
Pero mi motivo personal más importante es que me siento muy bien prescindiendo de la carne y de los lácteos, tanto física como emocionalmente. Prescindir de la carne ha ampliado mucho mis opciones culinarias, ha mejorado mi salud y me siento muy bien poniendo mi ética por encima de mi apetito.


Enlaces e información

La producción de carne contamina más que el sector del transporte. Produce casi la quinta parte de gases de efecto invernadero, contribuye de forma fundamental a la producción de lluvia ácida y consume casi la décima parte del agua que podemos usar. Este informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) lo explica. Resumen en español del informe.

El mito de que la carne de producción industrial (prácticamente la única que puedes comprar) es barata se basa en la socialización de los costes; es decir, el coste de la gestión de toda la basura y los problemas de salud pública que genera la producción industrial de carne recae en nosotros no en las empresas productoras. Por eso pueden venderte una hamburguesa barata, te la cobran varias veces en impuestos, en costes sanitarios y en degradación del medio ambiente. Este reportaje lo ilustra, aunque se centra en EEUU y la comida rápida, la idea principal se traslada perfectamente a nuestra sociedad.

Torturar y matar animales está mal, es así de simple.

Como seres humanos inteligentes con capacidad para razonar y comunicar ideas abstractas y para realizar juicios éticos y morales; ¿tenemos el derecho de acabar con la vida de otros animales, cuando no estamos obligados a hacerlo por el hambre o la necesidad, simplemente porque nos gusta el sabor de la carne?.

Peter Cheeke, PhD. Contemporary Issues in Animal Agriculture, 2004 textbook

No hace falta que te gusten los animales. La forma en que tratamos a los animales para producir comida traspasa la línea de la más básica decencia humana. Esto no necesita mucha más explicación y por mi experiencia es algo que todos sabemos, es un hecho evidente. Para tapar esta realidad; esta sensación de que algo está mal en comerse un filete por muy buen sabor que tenga, construimos todo tipo de razonamientos que tratan de tapar esa sensación: somos omnívoros por naturaleza, es natural que unos animales maten a otros; tampoco se puede hacer nada, necesito la carne para mantenerme sano; y un largo etcétera.

Es precisamente por este motivo que tratamos de no saber, no queremos ver cómo se produce la carne, no queremos saber porque nuestro armazón conceptual se desmoronará y estaremos expuestos a una verdad incómoda. Estos enlaces son una patada a las vigas de tu andamio mental:

La carne no es necesaria en una dieta sana. Comer un poco de carne no perjudica la salud, e incluso puede ser beneficioso porque es más fácil obtener proteínas de la carne. ¿Pero cuanto es un poco de carne?. Las autoridades sanitarias españolas recomiendan comer entre dos y tres porciones de 100g a la semana; si se come quesos o embutidos se debería comer todavía menos carne. Es difícil no pasarse comiendo carne, se convierte en algo perjudicial; así que no es extraño que los vegetarianos tengan una dieta más saludable con menor riesgo de sobrepeso, diabetes, enfermedades coronarias, cardiovasculares y distintos tipos de cáncer.

Si tu salud es lo que te interesa, el mejor consejo que he escuchado es el siguiente: Come comida, poca cantidad, principalmente plantas.

Comer animales no es esencial para nuestra salud. Podemos hacerlo mejor o al menos reducir.

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