RAFAEL DURÁN MUÑOZ

A propósito de la agresión militar contra Irak

Málaga, 4 de febrero de 2003

Carta abierta a quien se diere por aludido a propósito, ahora, de la agresión militar contra Irak en ciernes (antes fueron Pinochet, el Tireless, las vacas locas, Gescartera, la LOU o la LCE, sigue siendo la Ley de Inmigración, el chapapote y no sabemos si el decretazo, como siempre parecen ser los telediarios o la propaganda eufemísticamente adjetivada de institucional): No obstante tus querencias de súbdito y tu afán pomposo por la mediocridad y el ridículo, eres ciudadano y, además, representante del pueblo al que, habiéndote elegido, desoyes e insultas con encono y soberbia sistemáticos. No me preocupa que pierdas con tu ejercicio del gobierno la legitimidad de origen que te dieron las urnas. Me preocupa que haya una juventud que piense que esto es la democracia, que confunda tus valores y actitudes con los cívicos y civilizados, que interiorice acríticamente tu errada y sesgada definición del consenso, la lealtad institucional o la libertad de expresión. Esta es la guerra preventiva en la que has de militar. Jocosamente podríamos ver en tu displicencia por la crítica y por las instituciones democráticas la perpetua ratificación de la Ley de Murphy. Lamentablemente, implica una degradación a la que debe ponerse fin. No debes identificarte con España, ni con la Constitución, como tampoco con la Unión Europea. Debes servirlas. No las prostituyas ni las humilles, que a Hobbes ya le sucedieron Locke y Mill (de Habermas ni te hablo). ¿Por qué este empeño en degradarnos moralmente y en hacernos retroceder, ya lo decía El Roto, a Atapuerca?

Málaga, 10 de marzo de 2003

Decimos de nuestra democracia que es representativa porque, así como elegimos a nuestros representantes, éstos han de hacerse eco de nuestra opinión. No debe confundirse democracia de opinión con gobierno según la opinión del que gobierna. Aun siendo legal, el ejercicio del gobierno puede ser visto ilegítimo por el pueblo cuando es palmariamente contrario a la opinión o voluntad general. La pérdida de legitimidad se hace tanto más lógica y aguda cuanto más inmoral, injusta, insensata e inhumana es la acción de gobierno. Que la causa de la agresión en marcha contra Irak no sea nuestra seguridad amenazada, sino la sed de poder económico (sobre todo, de las industrias petroquímicas y farmacéuticas) y de dominio planetario o hegemonía unilateral es inmoral. Que se aduzcan riesgos improbados como coartada (los vínculos con el terrorismo internacional y la capacidad para utilizar armas de destrucción masiva) hacen la intervención militar injusta por injustificada. Insensata, irresponsable, por las consecuencias que se derivarían de la agresión, incluso para los intereses económicos y geoestratégicos de España. ¿Es necesario argumentar contra la inhumanidad de la masacre?

No menos impresentable es que los Blair y Aznar acepten con el servilismo del silencio las amenazas de Powell a los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Hablamos de defendernos de la vuelta al estado de naturaleza hobbesiano que preconiza la Administración Bush, pero también de defender nuestra agredida identidad europea y nuestro proyecto de integración. Ni a España ni al Reino Unido nos deben reconfortar las amenazas a Francia y Alemania. Tanto más indecente es culpar a quienes hacen valer sus opiniones de arriesgar el futuro de la ONU. ¿Preferían la ONU bipolar de los que se desentendieron de los atentados contra los derechos humanos perpetrados por los EE.UU. en su patio trasero durante buena parte del siglo XX, o acaso prefieren la indignidad de quienes no se rebelan contra Israel (la lista podría ser más larga) con la beligerancia con la que lo hacen contra Irak?

¿Por qué mancillan esta democracia jaleando al líder (tanto más ridículo cuanto más mesiánico) y denigrando con inquina al crítico quienes deberían representar a la opinión ciudadana, aquí y en todas partes contraria a la injusticia, a la inmoralidad, a la insensatez, a la inhumanidad? ¿Por qué están dispuestos a incurrir en la ilegalidad internacional y a amparar la impunidad de parte? ¿Qué y a quién representan?

Málaga, 10 de abril de 2003

Vivimos tiempos de corrupción de las instituciones, de corrupción de nuestra legalidad constitucional y de la legalidad internacional de todos. Mi pesar se vuelve desconsuelo y confusión porque vivimos también tiempos de corrupción moral. Habremos de estar atentos para que desaparezcan con Saddam cuantos Guantánamos en el mundo han sido y aún seguimos padeciendo. Que el plante de los reporteros gráficos marque el comienzo de un afán renovado por desvelar las mentiras y por perseguir la ignominia que padecemos. Frente al Triángulo de las Azores, la ONU. Frente a ese Eje del Mal, Europa. Frente a la usurpación de la soberanía, movilización ciudadana.

Málaga, 12 de abril de 2003

El viaje al centro, sí, dantesco. Ignominioso viaje al centro del abismo. No en mi nombre. No con mi Ejército. No con mi bandera. Que viajen ellos al centro de la vileza con la bandera de conveniencia del expolio y la barbarie que engendran y les alimenta. Aves de rapiña. Temo estar educando a mis hijos para un mundo que no existe. Por eso soy radical, desleal y antipatriota. Sí, también yo.